Organizar actividades para 45 chavales los sábados por la mañana, 816 horas.
Dar clases de repaso a 22 niños y niñas todos los martes, 420 horas.
Jugar al futbol algunas tardes de los jueves, 52 horas.
Quedar con los adolescentes y hablar de lo que los inquieta, 72 horas.
Visitar a las familias en sus camiones y caravanas y tomar un café mientras te explican cómo están, 200 horas.
Acompañar a varias familias a salir de la exclusión no tiene precio. Para esto y mucho más, voluntariado!
***
PD. Cálculo a la baja de las horas dedicadas por 20 personas en 2009 a voluntariado en un proyecto social.
lunes, 22 de marzo de 2010
jueves, 18 de marzo de 2010
"No recuerdo cuándo fue la última vez que tomé un café en un bar"
Me lo decía ayer Manuela: "No me acuerdo cuándo fue la última vez que me tomé un café en un bar o una cafetería. En casa nos acordamos cuando, antes de que naciera el pequeño (hace cuatro años), nos fuimos mi marido, mis hijos y yo al Mc Donald's y nos comimos una hamburguesa. Pero ¡qué caro! ¡y los chicos no tenían suficiente con una!"
¡! Una sola frase que me devuelve a la realidad para darle importancia a cosas cotidianas como salir a tomar un café, y poder pagártelo, acompañado de tu gente.
** Manuela vive en una caravana en Barcelona. Su nombre es inventado.
¡! Una sola frase que me devuelve a la realidad para darle importancia a cosas cotidianas como salir a tomar un café, y poder pagártelo, acompañado de tu gente.
** Manuela vive en una caravana en Barcelona. Su nombre es inventado.
lunes, 8 de marzo de 2010
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