domingo, 22 de febrero de 2009

¿Otra vez disfrazados de basura???

El sábado nos fuimos de carnaval con los chavales! Desde hace dos años, aprovechamos todas las actividades que hacemos los sábados para subir en metro, coger el bus, ir en tranvía... la idea es que le pierdan el miedo a los transportes públicos, los conozcan y eso se lo trasmitan a sus familias.

Por eso, el año pasado para Carnaval nos disfrazamos de señales de tráfico y, éste... tachán!.. de línea 1 del metro. ¿Qué cómo se hace eso? Muy fácil: bolsa de basura negra, cartulina con el símbolo del metro en rojo y blanco, cartulina con el nombre de la parada, celo, pinturas para la cara y una cuerda para que todos se agarren y así vayamos en línea y sabiendo que no nos perdemos dentro de la muchedumbre.

Aquí tenéis un ejemplo:


El peligro de este tipo de disfraces es que los niños se quedan con lo básico: vamos disfrazados de basura. Y aún peor: vamos disfrazados de basura otra vez!

Así, ataviados con nuestras bolsas y siguiendo las indicaciones de una revista local, nos plantamos a las 6 de la tarde en la rambla del Poblenou para unirnos a la rúa. Llega, nos metemos y, oh oh, una calle después el desfile llega a su fin! “Estamos salvados, en la plaza hay un concierto de animación infantil”, pensamos, y para allá que nos vamos.

Y ahí saltamos, bailamos y los más pequeños se abalanzan sobre dos desconocidos vestidos de Srek y Fiona que no saben cómo quitárselos encima. Cuatro canciones después la música se acaba... era la prueba de sonido! En veinte minutos empieza la actuación, pero nosotros nos tenemos que marchar ya.

De camino a los campamentos pienso que somos un tanto cutres, pero entonces se me acerca Marcela, con cinco años recién cumplidos, y me dice “qué bien lo hemos pasado”.

miércoles, 18 de febrero de 2009

De guiri en mi ciudad

No hace mucho, mi madre y yo nos apuntamos a una ruta turística por el barrio gótico de Barcelona. Que alguien te cuente cosas de tu ciudad es una experiencia muy recomendable porque, aunque algunas cosas ya las sepas, seguro que descubres lugares, detalles e historias que no hubieras imaginado.

La muralla romana de la ciudad tenía seis puertas que cada noche se cerraban a cal y canto. Una de esas puertas estaba junto a la plaza Cataluña. Dicen que San Vicente Ferrer paseaba un día por ahí cuando bajó un ángel y le saludó (ignoro el resto de la conversación..), y el milagro se celebró colocando la estatua de un ángel junto a la puerta. Es la calle que hoy conocemos como Portal del Ángel, y ahí lo tenéis:


Bajando por el Portal del Ángel podéis girar a la izquierda por la calle Canuda y encontráis una placita con un antiguo cementerio. Lo que no sabía era que en época romana los cementerios estaban fuera de la ciudad pero en la época gótica estaban dentro.

Para los romanos, Barcino era una ciudad menor donde se instalaban los soldados jubilados. En la plaza de la Catedral había dos torres de vigilancia. Aún se ve parte de una, con San Roque al lado como protector de la ciudad (sobre todo en tiempos de la peste).


La catedral era en su época un lugar de encuentro social y político, donde se encontraban burgueses, comerciantes y canónigos. Los campesinos seguramente frecuentaban más la calle de atrás, donde está la Casa de la Ardiaca y donde, cada año al llegar la pascua, esperaban que el huevo bailara sin parar sobre el agua para asegurarse una buena cosecha.


Unos callejones más allá está la plaza Felip Neri. La iglesia es una de las pocas barrocas de la ciudad y sobre la que cayó una bomba de Mussolini en 1938. El techo cedió y los escolares que se habían refugiado dentro murieron; su pared la aprovecharon los franquistas como paredón de fusilamiento... y una cosa de que no sabía: como la iglesia quedaba escondida eran muchos los que iban allá a confesarse.


Y entre historia e historia, otros pequeños detalles...



jueves, 12 de febrero de 2009

Lo mejor de lo visto hoy en la red

· El encuentro Cooperación 2.0 de Gijón a tiempo real, vía Olga

· Una niña de 12 años saca los colores a los representantes de la ONU, según Miradas del Mundo

· Un artículo sobre comunicación social en el boletín de La Iniciativa de la Comunicación que se pregunta lo siguiente: ¿Es posible seguir siendo críticos en un momento en que la tecnología fascina, el individualismo cunde, la solidaridad pareciera innecesaria, y tenemos que olvidarnos del «otro»? ¿En qué medida la realidad del país está presente en la formación del estudiante y le permite al egresado ubicarse de mejor manera en la sociedad?

· La historia de Fatima, la primera excombatiente desmovilizada esta semana en Sudán, que recoge uno de los 19 mails de la ONU que me han llegado en menos de 24 horas.

· El proyecto Fiare, que en tiempos de crisis extiende la banca ética a todo el Estado

· La despedida de los chicos y chicas de adn.es, vía el twitter de Escolar

· La mirada sobre Irán de Fran Sevilla

... y las risas que me he echado con los Unknown Artist

domingo, 8 de febrero de 2009

Comenzar por lo pequeño

Hablaba el viernes con un amigo de iniciativas sociales y de su impacto, ¿es mejor un proyecto a lo grande o pequeño? ¿Se cambian las cosas con muchos proyectos micro y sin relación entre sí? ¿Por dónde hay que empezar?

Ayer, horas después de hablar con mi amigo, otra voluntaria y yo pasamos por los campamentos a ver a los adolescentes. Desde hace algunos meses quedamos con ellos, vamos pasear por el centro, a la fiesta de algún barrio... la idea es acercanos poco a poco, saber qué les interesa y encontrar juntos un espacio que no sea sólo los campamentos y salir a recoger chatarra.

Habíamos quedado para ir a dar una vuelta pero al final no fuimos. Dos de los chicos nos dijeron que no volverán a quedar, que no tienen tiempo porque deben ir a vender la chatarra. A los otros dos no les apetecía y al final nos hemos visto esta mañana.

Hemos ido a ver la exposición Barracas, que cuenta la vida de miles de familias que en las últimas décadas vivían en chabolas en Barcelona. ¡Y ha sido un éxito! Les ha gustado, han hablado de cómo vivían sus abuelos, de cómo viven ellos, de cómo les gustaría vivir y de cómo no les gustaría hacerlo.

Por eso, no importa que sólo hayan venido dos de los adolescentes. Para mí, hoy, dos no es algo pequeño sino todo lo contrario.