jueves, 1 de julio de 2010

La palabra contra la pobreza

Manuela tiene cuatro hijos y vive en una caravana de poco más de tres metros. Viven de lo que cada día recogen de la chatarra. También sale cada día a buscar chatarra Cisco, que este verano se ha quedado aquí porque el gasoil está caro y no le sale a cuenta marcharse. Y José, que con 17 años acompaña cada tarde a su padre a recoger chatarra y muchos fines de semana va a las ferias a vender globos.

Conozco a varias personas que viven en naves y chabolas y algunas de las necesidades que tienen: que les cuesta llegar a final de mes, que se esfuerzan para que sus hijos vayan al cole, que algunas tienen ayudas sociales y otras no. Hay historias de madres que se han formado y ahora trabajan de cocineras, de chavales que dudan sobre si seguir estudiando o hacer un minicurso profesional porque en casa el bolsillo aprieta.

En toda España, miles de personas viven en chabolas y caravanas; sólo en Madrid, en la Cañada Real, hay casi 40.000. Seguro que todas ellas comparten muchas necesidades, pero no estoy tan segura de que todas actúen igual.

Digo esto porque hace unos minutos un reportaje en la tele ha hecho un repaso de los poblados chabolistas que hay en todo el Estado y la idea central ha sido que en todos estos lugares el protagonista es la droga; así, a lo bestia, metiendo a todos en el mismo saco y sin diferenciar.

De refilón se ha dicho que muchos no tienen agua, pero sí se ha hecho hincapié con un lenguaje alarmista que a algunos de estos sitios no se atreve a llegar el transporte público. También se ha hablado de desalojos, aunque nadie ha hablado del derecho que todos tenemos a una vivienda digna ni de las causas estructurales que han llevado a esas familias a vivir así y las alternativas integrales que puede haber.

Hay medios y medios, programas y programas, pero la responsabilidad individual de los periodistas es decisiva para informar con rigor y sensibilizar sobre las desigualdades que nos rodean. La palabra es importante para luchar contra la pobreza y explicar que nos puede afectar a todos. Si no, que se lo digan a las miles de personas en toda Europa que ya forman parte de una nueva clase social formada por personas con trabajo pero que no llegan a final de mes.

PD. Para saber más sobre la Cañada Real podéis leer los últimos post de Lápices para la Paz.

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