Hablaba el viernes con un amigo de iniciativas sociales y de su impacto, ¿es mejor un proyecto a lo grande o pequeño? ¿Se cambian las cosas con muchos proyectos micro y sin relación entre sí? ¿Por dónde hay que empezar?
Ayer, horas después de hablar con mi amigo, otra voluntaria y yo pasamos por los campamentos a ver a los adolescentes. Desde hace algunos meses quedamos con ellos, vamos pasear por el centro, a la fiesta de algún barrio... la idea es acercanos poco a poco, saber qué les interesa y encontrar juntos un espacio que no sea sólo los campamentos y salir a recoger chatarra.
Habíamos quedado para ir a dar una vuelta pero al final no fuimos. Dos de los chicos nos dijeron que no volverán a quedar, que no tienen tiempo porque deben ir a vender la chatarra. A los otros dos no les apetecía y al final nos hemos visto esta mañana.
Hemos ido a ver la exposición Barracas, que cuenta la vida de miles de familias que en las últimas décadas vivían en chabolas en Barcelona. ¡Y ha sido un éxito! Les ha gustado, han hablado de cómo vivían sus abuelos, de cómo viven ellos, de cómo les gustaría vivir y de cómo no les gustaría hacerlo.
Por eso, no importa que sólo hayan venido dos de los adolescentes. Para mí, hoy, dos no es algo pequeño sino todo lo contrario.
2 comentarios:
Actuar conforme a cómo queremos que sea el mundo tiene un valor fundamental. Nunca hay que dudar de la importancia de las pequeñas acciones.
Saludos!
Estoy contigo, Edu, aunque a veces parece que nos cuesta verlo. En el caso de los adolescentes, al principio pensé que no valía la pena seguir si éramos pocos, pero la verdad es que quienes deben decidirlo son ellos mismos. Puede que sea algo pequeño pero igualmente es un cambio y seguro que tendrá un efecto multiplicador :)
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