El sábado nos fuimos de carnaval con los chavales! Desde hace dos años, aprovechamos todas las actividades que hacemos los sábados para subir en metro, coger el bus, ir en tranvía... la idea es que le pierdan el miedo a los transportes públicos, los conozcan y eso se lo trasmitan a sus familias.
Por eso, el año pasado para Carnaval nos disfrazamos de señales de tráfico y, éste... tachán!.. de línea 1 del metro. ¿Qué cómo se hace eso? Muy fácil: bolsa de basura negra, cartulina con el símbolo del metro en rojo y blanco, cartulina con el nombre de la parada, celo, pinturas para la cara y una cuerda para que todos se agarren y así vayamos en línea y sabiendo que no nos perdemos dentro de la muchedumbre.
Aquí tenéis un ejemplo:
El peligro de este tipo de disfraces es que los niños se quedan con lo básico: vamos disfrazados de basura. Y aún peor: vamos disfrazados de basura otra vez!
Así, ataviados con nuestras bolsas y siguiendo las indicaciones de una revista local, nos plantamos a las 6 de la tarde en la rambla del Poblenou para unirnos a la rúa. Llega, nos metemos y, oh oh, una calle después el desfile llega a su fin! “Estamos salvados, en la plaza hay un concierto de animación infantil”, pensamos, y para allá que nos vamos.
Y ahí saltamos, bailamos y los más pequeños se abalanzan sobre dos desconocidos vestidos de Srek y Fiona que no saben cómo quitárselos encima. Cuatro canciones después la música se acaba... era la prueba de sonido! En veinte minutos empieza la actuación, pero nosotros nos tenemos que marchar ya.
De camino a los campamentos pienso que somos un tanto cutres, pero entonces se me acerca Marcela, con cinco años recién cumplidos, y me dice “qué bien lo hemos pasado”.
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