Estos días estoy haciendo un curso sobre gestión de profesionales y voluntariado y estoy escuchando de todo. Mezclo algunas ideas que se han dicho y otras que me vienen a la cabeza (entre paréntesis):
· El voluntariado debería estar bajo una estructura organizada (¿siempre?)
· Gestionar es algo más que organizar: fijar objetivos, organizar recursos, controlar los resultados, introducir mejoras
· Una de las motivaciones que llevan a mucha gente a ser voluntaria es tener a alguien cercano con alguna dificultad
· El voluntariado en temas de derechos humanos y medio ambiente es ínfimo. Gana de calle el de tipo social (¿será que el activismo no se considera voluntariado?)
· Los peligros del trabajo en equipo son perder el tiempo, la gandulería social, conformarse y los conflictos de comunicación
· Pensamos el 100% del mensaje, comunicamos el 80%, el otro percibe el 60% e interpreta el 50% (ahora entiendo tantas cosas...)
· Uno puede escuchar activo o pasivo
· Las reuniones deberían servir para comunicar directamente, intercambiar y consensuar, trabajar relaciones, hacer lluvia de ideas, resolver conflictos, planificar/seguir/evaluar, compartir decisiones... (¿será que algunos voluntarios no vienen a las reuniones porque temen salir de ahí con más trabajo?)
Y comentarios entre el alumnado que no me dejaron indiferente (copio casi literal)...
· Un voluntario no puede llevar a sus espaldas la carga del activismo
· Entonces... ¿un kamikaze es también un voluntario?
· ¿Los voluntarios de las Olimpiadas de Barcelona hicieron un bien social si detrás había intereses económicos?
· Hay entidades donde el 80% de la jornada es remunerada y el 20% es altruista. “¿Es eso voluntariado?”, pregunta una chica. “No, eso es ser gilipollas”, responde otro.
En Andorra no hay voluntarios.
El curso dura 20 horas y ya hemos hecho diez. Sinceramente, espero poder aprovechar un poco más las que nos quedan... os voy contando.
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