El responsable es el periodista Christian Poveda, que durante un tiempo vivió con ellos su día a día, vio la violencia estructural que ha llevado a estos jóvenes a ser pandilleros, y fue testigo de la violencia diaria y de la ternura que se vive en las maras.
Dicen que el documental es una de las películas más solicitadas en los puestos callejeros de El Salvador y en nada también lo podremos ver aquí (el martes lo proyectan en el CCCB de Barcelona). Todo un éxito que Poveda no verá, porque el 2 de septiembre fue víctima de la violencia que rodea a las pandillas.
Aquí tenéis la primera parte del documental (y aquí encontráis el resto):
Sobre la mesa, el debate sobre la violencia juvenil y los puntos de vista que existen. "Es bueno que se hagan las labores de reinserción pero lo que primero que tiene que haber en el corazón de estos jóvenes es la conciencia del daño que le están haciendo a nuestro país", dice un policía en el documental. A lo que una ONG le responde: "Hay que buscar alternativas, no sólo con represión se van a arreglar las cosas".
Christian Poveda optó por esta última opción y colaboró en la puesta en marcha de una panadería en la que los chicos y chicas puedan formarse y tener opciones de futuro. Una fórmula que en otros lugares se lleva a cabo con éxito. Un ejemplo es la organización Ser Paz en Guayaquil (Ecuador), que aprovecha la estructura de las pandillas y su organización para poner en marcha microempresas. En los últimos años han creado revistas para el barrio, han abierto peluquerías y ebanisterías y han puesto en marcha microempresas de grafittis y una escuela de break-dance.
Toda una lección de cómo se puede revertir la violencia y un toque de atención a la violencia estructural que se genera desde los gobiernos y que vuelve tantas vidas locas.
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Más información:
Un gran reportaje en Soitu sobre una de las jóvenes pandilleras protagonistas de La vida loca
Galería de imágenes de Christian Poveda
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