Mientras cenaba he visto en Cuatro un programa en el que madres adolescentes aprenden a cuidar mejor a sus bebés. Era el último capítulo, nunca antes lo había visto y al encontrármelo haciendo zapping lo he mirado con reticencia. Pero al final me ha enganchado y aquí estoy hablando de él.
Creo que me ha gustado porque se veía que las madres y los hijos avanzaban, que un pequeño paso como bañarlos solas o darles de comer cuando les toca se convertía en una cosa grande. Y realmente lo es.
La primera vez que fui a Ecuador a colaborar con una fundación local me alojé en la casa de acogida que la entidad tiene para madres adolescentes y niños y niñas en situación de riesgo. Allá vivíamos Jessica con su hijo, Verónica con su bebé, Miriam con sus tres hijos, mi amiga Eva y yo.
Desde el principio nos llevamos bien con los niños porque quizás era lo más fácil. El reto fue entenderlas a ellas. No me entraba en la cabeza, por ejemplo, que Miriam casi nunca tocara a sus hijos y que Jhonatan, el mayor, se tuviera que encargar de los pequeños.
Un día me dijo que no quería a Jhonatan. Miriam tenía 25 años, el chaval tenía 9 y sus hermanos pequeños 5 y 3. Se quedó embarazada del primero con 16 años, a causa de una violación.
Otro día, Verónica me contó que su primo abusó de ella y que tuvo a su hijo con apenas 15 años. Una tarde le pregunté por qué no jugaba con el niño y me respondió que ella no sabía jugar. 'Tienes que aprender con él. Él es pequeño y te necesita, no tiene la culpa', le dije. 'Yo tampoco la tengo', me contestó.
Ahora han pasado cinco años y en este tiempo muchos pequeños gestos se han convertido en grandes. Verónica aprendió a jugar con su hijo y hace dos años tuvo una nena. Por lo que sé, trabaja en casa de una señora y puede vivir allí con los pequeños.
Miriam ha aprendido a querer a Jhonatan, a preocuparse para que no vuelva a ser un niño de la calle, a relacionarse con sus hijos pequeños, ha tenido otra hija...
En la tele puede parecer que el proceso acaba en quince días. Pero no es así. Es largo y tiene avances y retrocesos. Y el de las chicas del programa no ha hecho más que empezar.
PD. Las fotos muestran la casa de acogida y el barrio.
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