Aún me muerdo los puños de la envidia sana hacia mi amiga Gemma. Este agosto (mientras yo trabajaba mmmmm...) ha estado en Argentina y, a través de unos amigos, pudo conocer de cerca una pequeña parte de la labor que hace la Vía Campesina. El viernes me explicó algunas cosas y yo os las cuento ahora :)
El 10 y 11 de agosto miles de personas de toda América Latina se reunieron en Rosario (Argentina). Eran campesinos y campesinas y llegaban convocados por la Vía Campesina, una entidad que desde hace casi dos décadas dice con voz bien alta algo muy lógico: cada pueblo debería poder vivir de lo que produce la tierra y decidir qué alimentos produce y para quién.
Es lo que se llama soberanía alimentaria y lo que campesinos de todo el mundo (también en Europa) piden a sus gobiernos. Estos, en cambio, apuestan por otro modelo que suele basarse en el monocultivo, la exportación, la concentración de la tierra en pocas manos y un agronegocio que genera conflictos con los pequeños productores.
En Argentina, por ejemplo, Gemma ha conocido a la gente del Movimiento de Santiago del Estero Mocase. Ninguna de estas familias tiene tierra propia para trabajar y casi todos han tenido problemas alguna vez con los grandes terratenientes de la zona, me explicaba. El viernes mismo, sin ir más lejos, recibí un correo del movimiento Mocase que decía que cuatro de sus miembros habían sido detenidos y golpeados.
Los campesinos, en Mocase y muchos otros lugares, responden uniéndose, denunciando su situación, debatiendo y mostrando sus alternativas para avanzar hacia la soberanía alimentaria. 'Alerta, alerta, alerta que camina la lucha campesina por América Latina', gritaban en Rosario. En este vídeo lo recogían:
El foro celebrado en Argetina es sólo un ejemplo, como también lo son otras iniciativas como la Universidad Campesina de Resistencia en Colombia, las redes de semillas en varios países del mundo, o campañas como No te comas el Mundo.
Si lo pensamos bien, no hablamos de un tema que nos quede lejos ni que afecte a poca gente. Afecta a productores y a consumidores. De los 852 millones de pobres en el mundo, el 75% son campesinos. Muchos están en países del sur y otros tantos los tenemos cerca de casa. Sino, ¿quién cultiva los tomates que nos comemos? ¿cuánto cobran por ello? ¿y a dónde va a parar el dinero que nosotros pagamos de más?
El 10 y 11 de agosto miles de personas de toda América Latina se reunieron en Rosario (Argentina). Eran campesinos y campesinas y llegaban convocados por la Vía Campesina, una entidad que desde hace casi dos décadas dice con voz bien alta algo muy lógico: cada pueblo debería poder vivir de lo que produce la tierra y decidir qué alimentos produce y para quién.
Es lo que se llama soberanía alimentaria y lo que campesinos de todo el mundo (también en Europa) piden a sus gobiernos. Estos, en cambio, apuestan por otro modelo que suele basarse en el monocultivo, la exportación, la concentración de la tierra en pocas manos y un agronegocio que genera conflictos con los pequeños productores.
En Argentina, por ejemplo, Gemma ha conocido a la gente del Movimiento de Santiago del Estero Mocase. Ninguna de estas familias tiene tierra propia para trabajar y casi todos han tenido problemas alguna vez con los grandes terratenientes de la zona, me explicaba. El viernes mismo, sin ir más lejos, recibí un correo del movimiento Mocase que decía que cuatro de sus miembros habían sido detenidos y golpeados.
Los campesinos, en Mocase y muchos otros lugares, responden uniéndose, denunciando su situación, debatiendo y mostrando sus alternativas para avanzar hacia la soberanía alimentaria. 'Alerta, alerta, alerta que camina la lucha campesina por América Latina', gritaban en Rosario. En este vídeo lo recogían:
El foro celebrado en Argetina es sólo un ejemplo, como también lo son otras iniciativas como la Universidad Campesina de Resistencia en Colombia, las redes de semillas en varios países del mundo, o campañas como No te comas el Mundo.
Si lo pensamos bien, no hablamos de un tema que nos quede lejos ni que afecte a poca gente. Afecta a productores y a consumidores. De los 852 millones de pobres en el mundo, el 75% son campesinos. Muchos están en países del sur y otros tantos los tenemos cerca de casa. Sino, ¿quién cultiva los tomates que nos comemos? ¿cuánto cobran por ello? ¿y a dónde va a parar el dinero que nosotros pagamos de más?
2 comentarios:
Qué bueno! Estoy conociendo gente de la lucha campesina y he de decir que me ha gustado encontrar esto por aquí.
Un saludo,
Julio
La lucha campesina es una realidad invisible pero realmente necesaria porque el problema nos afecta a todos, aquí, en el sur y en cualquier país.
Gracias, Julio!
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