lunes, 15 de septiembre de 2008

Elisa

Para Elisa hoy es un día grande. El curso pasado acabó la educación obligatoria y, a pesar de las críticas de su familia y su comunidad, se ha empeñado en seguir estudiando y hacer un módulo formativo.

Hasta ahora nadie lo había conseguido; será la primera en continuar estudiando y lo tiene todo planeado. Por la mañana irá a clase y por la tarde trabajará para pagarse el trasporte y ayudar en casa. En sus ratos libres, además, irá con su padre a recoger y vender la chatarra que les permite vivir.

Se lo currará y se lo ha currado. Cada martes del curso pasado, Elisa se pasaba por la clase de refuerzo escolar para los más pequeños que los voluntarios tenemos en marcha. Nos sentábamos frente al ordenador y juntas aprendimos a hacer un currículum, a buscar ofertas de empleo, a crear una cuenta de correo electrónico y hacerla funcionar, a afrontar una entrevista de trabajo... Otro día a la semana quedaba con otra voluntaria para reforzar su catalán y al final recuperó la asignatura.

Hace dos años, cuando ella tenía 15, nos dio otra lección. Faltaban pocos días para que la policía desalojara el campamento donde vivían. Los voluntarios queríamos hacer una pancarta de protesta pero no nos poníamos de acuerdo en el lema ni en el tono que debía tener. “Queremos un sitio donde vivir”, dijo de repente Elisa. Y resultó que era tan sencillo como eso.

En pocas semanas esto también se cumplirá. Su familia será la primera que, en diez años, deja de vivir en el camión y empieza una nueva vida en un piso. El viernes, cuando vi a Elisa, me lo explicaba ilusionada.

Quiero pensar que la vida le empieza a sonreír aunque lo más importante es que es ella la que sonríe a la vida y, sobre todo, la suda y se la gana.

2 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

Enhorabuena por la parte que te toca. Y gracias, muchas gracias por tu dedicación y por contarnos esta historia.

Silvia Torralba dijo...

Gracias Ander. Contarlo es la parte más pequeña del proceso. Las gracias se las tenemos que dar a Elisa porque, aunque creo que no es consciente de ello, nos da lecciones a los que estamos alrededor.